miércoles, 20 de agosto de 2008

Las voces de la lucha

Los docentes conjuntamente tomamos decisiones, debatimos, analizamos, nos informamos, criticamos, proponemos.

Nadie nos tiene que decir qué hacer: aún conservamos la autonomía y el ensamble de un equipo, porque esa ha sido nuestra práctica constante.

Seguro tenemos opiniones encontradas, que se vuelcan en los momentos que entre todos disponemos, como las asambleas. Cuando no, en algún resquicio de la tarea diaria que se nos presente para poder preguntarnos y compartir las reflexiones. Pero podemos “dar cuenta” de dichas prácticas en asambleas gremiales, mandatos, movilizaciones, datos numéricos de los paros, consultas escritas, carteles, petitorios, documentos, informes, etc. Situación ésta que muchas instituciones, algunos otros gremios, y el mismo staff de los gobiernos no han sostenido.

Nosotros no compramos nuestras decisiones.

Nosotros hace ya muchísimo tiempo que no somos “un cajón para almacenar”, “un envase que rellenar”; porque nuestro concepto de lucha y de educación siempre han sido de construcción, de transformación, de práctica revolucionaria.

Los funcionarios, pobres ignorantes, creen que estamos vacíos, que nos tienen que enseñar todo, que no deben tenernos en cuenta, que nos pueden llevar de las narices.

Ellos se van: ¡Qué efímeros! Nosotros seguimos estando, sosteniendo la educación en los lugares de trabajo.

Ellos: ¡qué corruptos! Asegurándose su porvenir, su quinta, su parte, borrando con el codo lo que escriben con la mano. Hablando de la educación pública, mientras benefician con subsidios a algunas instituciones para que florezcan escuelas privadas. Hablando de la distribución de la riqueza, mientras cada vez quedan más seres humanos afuera y desprovistos de todo; mientras algún plan nacional reparte computadoras en una escuela que no tiene tanque de agua. Plan Otoño, Primavera, Verano, Mediatemporada… en fin, todo a medias ( ¡con suerte!) y mientras tanto las cooperadoras, docentes, padres, de su bolsillo sosteniendo y emparchando, con militancia de bombero, cuanta cosa se rompe, se gasta, se roban.

Ellos, tan disciplinaditos y obsecuentitos. ¡Qué pobres chicos! Dependen del cordón umbilical Cristinista y Pingüinista, y todos los mandamientos que les encarguen.

Los maestros, nosotros, que no nos resignamos y decidimos sin pedir permiso que la lucha no la abandonamos. Porque nuestra tarea es de lucha.

La lucha tiene amor, tiene pasión, tiene nostalgias, tiene honradez, tiene compromiso y tiene coraje.

Pero por sobre todo, nuestra lucha tiene voces. Voces que emiten su sonido en distintos tonos: bajitos, suaves, altos, fuertes, ásperos, pequeñitos, enormes, indefinibles, jóvenes, viejos, antojadizos, críticos, ahogados, constantes. Pero todos, todos, forman NUESTRA VOZ: la de ser maestro

Entonces, aunque un grito histérico nos quiera tapar y alquilar como parte de su circo, aquí nos encontrará siempre, perseverantes y decididos en el lugar de nuestra propia voz.

Claudia R. Rutar
DNI 16.981.432

Fuente/ Claudia R. Rutar


0 comentarios: