miércoles, 15 de abril de 2009

América Latina, la región más desigual del planeta


por Claudio Lozano

Cuando miramos la realidad latinoamericana, constatamos que en los últimos cinco años, y pese a las tasas de crecimiento positivas que en materia económica exhibió la región, si bien la pobreza descendió en algunos puntos porcentuales, en números absolutos, actualmente hay 213 millones de pobres.

Este señalamiento remite al núcleo del problema: América Latina es el continente más desigual del planeta. Para decirlo sin rodeos, la desigualdad es la clave que organiza las sociedades latinoamericanas. Y es la vigencia de este padrón de desigualdad el que determina tanto reparto de los contactos entre los distintos sectores en los momentos de caída de la actividad económica (recesión), como la diferente diferencia participación de cada uno de los frutos del crecimiento.


Inequidad y pobreza

Para ser preciso, a mayor desigualdad menor es la reducción de la pobreza que corresponde al aumento del ingreso per-cápita.
Los estudios disponibles (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, y otros) indican que dada la desigualdad vigente en la región (el 10 por ciento de la población más rica se apropia de 48 por ciento del ingreso; mientras que el 10 por ciento más pobre, de 1,6 por ciento del ingreso), la reducción de la pobreza es la mitad de la que se producen en países con una desigualdad menor (por ejemplo, el países desarrollados, donde 10 por ciento de la población se apropia de 29,1 por ciento del ingreso; y el 10 por cierto más pobre, de 2,5 por ciento).

Este patrón de desigualdad se explica por:

a) Elevada concentración de los medios de producción.

b) Reparto desigual de los ingresos en términos de la relación entre los precios y los ingresos populares.

c) Una intervención del estado que es regresiva (injusta) tanto al recaudar, como al regular y al gastar.

d) Apertura pasiva de las economías frente al escenario internacional.

e) Un funcionamiento de las instituciones que reproduce la desigualdad.

Es conveniente entender que al hablar de la desigualdad no hablamos de un aditamento del orden social, sino de su misma definición.

Organización social

En una sociedad desigual, el consumo se concentra los más ricos, éstos a su vez demandan producción importada y alientan consumos que dan lugar a burbujas especulativas como el desarrollo inmobiliario o la expansión automotriz. Por lo tanto, la desigualdad, al afectar el patrón de consumo, condiciona el perfil de producción y, lógicamente, define el destino de los recursos que se asignan a la inversión.
Por lo tanto, la desigualdad se expresa en todo. En igual sentido una sociedad más igualitaria supone ampliar el consumo popular, demanda ampliación de la oferta de bienes y servicios en dirección a dicho consumo (alimentos, vestimenta, salud, educación, etcétera), reduce la necesidad de importaciones, exige otra oferta de producción y plantea otro destino para las inversiones. Se confrontan, entonces, dos modos diferentes de organizar la sociedad.
Encarar los cambios que requiere la región reclama por lo tanto de políticas integrales en los distintos planos, capaces de promover la reforma agraria, de recuperar para manos públicas la explotación de los recursos naturales y los más importantes servicios públicos; exige una reforma impositiva que castigue el consumo superior y haga tributar a las grandes rentas y patrimonios; y requiere estrategias de universalidad en las políticas públicas que permitan garantizar un piso de derechos al conjunto de los hogares, incluyendo el acceso pleno al derecho a la salud y a la educación. También supone trabajar en función de una nueva estrategia productiva que, vía mayor densificación y modernización, permita mejores niveles de productividad e ingresos para nuestros países. La especialización vigente en recursos naturales (México y Centroamérica), en servicios y turismo (Cuba y Panamá), no permite resolver el problema.

Un contexto favorable

El nuevo contexto de la región, asignado por el avance de los pueblos cuestionando las variantes neoliberales de los años 90, y por el cambio en la situación internacional que a partir del 2002 implica una mejora sustantiva en los términos del intercambio (mejores precios para los productos básicos y menores precios para las maquinarias y los equipos de producción), podrán aprovecharse si se avanza en reformas institucionales que democratizar la vida política y la gestión pública, y que promuevan la integración regional en base a la complementariedad productiva que nuestra América Latina puede desarrollar. Tenemos alimentos, energía, biodiversidad, agua y recursos naturales. Tenemos incluso una importante potencialidad industrial. Desarrollo esto supone Estados que privilegian la resolución común de la lucha contra la desigualdad para expandir el consumo popular, que establezcan relaciones comunes con las organizaciones internacionales (por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional, FMI; el Banco Mundial; la Organización Mundial del Comercio, OMC) y con los sectores empresariales más concentrados tanto locales como extranjeros. En suma, estamos frente a una oportunidad. Se necesita decisión y construcción política.

La pobreza en el mundo*

  • 980 millones de personas viven con menos de un dólar por día y casi la mitad de la población mundial (2800 millones) viven con menos de dos.
  • Más de 800 millones de personas terminan cada día con hambre… 300 millones son niños y niñas.
  • Cada año mueren 6 millones de niños y niñas antes de cumplir 5 años a causa de desnutrición. De los 1300 millones de personas que viven en la pobreza en el mundo, 70 por ciento es mujer.
  • Una de cada cuatro personas adultas no puedan leer o escribir, dos tercios de las cuales son mujeres.Las mujeres trabajan dos tercios de las horas de trabajo en todo el mundo y producen la mitad de los alimentos, pero reciben solamente que el 10 por ciento de los ingresos y tan sólo son dueñas del 1 por ciento de la propiedad mundial.
  • Más de 2600 millones de personas no tienen acceso a un saneamiento decente.

* Fuente: Organización de Naciones Unidas (ONU).

Fuente /Revista "Vida abundante" nov/dic 2007 - Año 112- N° 6

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